viernes, 18 de noviembre de 2011

Serie, segunda parte


Capítulo 2



Estamos a muchos muchos kilómetros del capítulo anterior, tantos que es otra dimensión. Estamos en un carnaval, en un mundo casi idéntico al anterior. Nuestra lógica nos indica que debería diferir del anterior en algo, por más mínimo que fuera, pero no es así.

Todo es alegría y risas alrededor, la música de los juegos mecánicos, las risas y los gritos de los niños, el olor de algodones de azúcar, palomitas azucaradas, caramelo derretido, churros recién hechos, pan recién horneado. Luces por todos lados. Luces por doquier. Gritos de alegría y de miedo autoinflingido. Todo gira todo es perfecto. Es una tarde de viernes, todos los asistentes a la feria son jóvenes. Recién salidos de las escuelas, uniformes y mochilas en la espalda. Las parejitas de novios se pasean por la marea de gente, música, luces y olores. Es una tarde de invierno tardío, fresca, el piso esta mojado con la lluvia de hace dos horas pero ahora está despejado y el sol corre hacia el horizonte una vez más.

Dos chicos bajan del juego más fuerte de la feria, despeinados y riéndose. Toman sus cosas y se encaminan a la zona de comida, a comer algo rápido para regresar a los juegos. Suben juntos a todos los juegos mínimo una vez.

Adrián es uno de ellos, es idéntico, ligeramente más joven. Pero sin embargo, ríe con más facilidad, se sonríe de la nada y no contesta con teoremas preguntas como ¿te gusta el helado de chocolate? Solo come, solo ríe los chistes, solo sonríe, solo calla, solo habla sin pensar mucho lo que dice. Parece feliz… el otro chico luce también feliz, van de un lado a otro sin preocuparse por sus alrededores, sin voltear hacía atrás, sin voltear a ver el celular.

Se empieza a poner el sol, van a los jardines cerca de feria, nada elegante, solo pasto con arboles perdidos. Se acuestan en el pasto frio,  el frio se cuela por la playera de Adrián, se levanta y el otro chico lo abraza.

-       ¿Te estas divirtiendo? Le pregunta el otro chico.
-       Yo siempre me divierto – contesta con una sonrisa.
-       Nunca te he visto triste, ni serio…
-       Y nunca lo harás.
-       ¿Nunca sientes tristeza? Con lo de tu familia y así…
-       siempre – dice Adrián
-       ¿por qué nunca te veo?
-       No tiene caso, estando triste las cosas seguirán igual que estando feliz, prefiero estar feliz
-       ¿Lloras? - Pregunta el chico
-       Todas las noches… pero nunca me veras llorar, por que cuando estoy junto a ti se me olvida

Intensificación del abrazo.
Silencio, el sol se oculta. Aumenta el frio, sopla el aire y Adrián se pone su chamarra de nuevo, se recuesta en las piernas del otro chico y arranca pasto con su mano para arrojarselo en la cabeza. Se rien, guardan silencio de nuevo.

Silencio, el silencio se vuelve perturbador, el sol se oculta, el viento sopla, pero en silencio. Todo se vuelve silencioso, ruidoso silencio, liso, infinito. La feria no se escucha ni la ciudad, ni sus respiraciones, ni sus propios pensamientos. Se enfria la imagen, pierde color, profundidad, los trazos se desmoronan. Las líneas se vuelven delgadas, desaparece el color, el blanco el negro solo queda el vacío, que no es negro, es vacío… frío vacío absoluto infinito.


Volvemos con el primer Adrián, en otoño, sumido en un salón de clases. Un salón de clases especial para los más inteligente de la escuela, posiblemente del país. Veía por la ventana, soplaba el viento tirando hojas a su paso. Siente en su mente un pequeño terremoto, algo cambia para siempre. Siente haber perdido algo, que nunca tuvo. Su mente encuentra una contradicción, en error dentro de si misma. El sentimiento se vuelve obvio, intenta razonarlo pero falla. Ha perdido algo que nunca tuvo. La consecuencia se adelanto a la acción. Su mente colapsa.


Se siente perdido, su respiración se agita, se afloja la corbata, su compañera de banca le pregunta que le pasa, pero no puede ponerlo en palabras, cuando lo intenta hablar se derriten sus ideas en la lengua. Se cae de su pupitre y queda volteando al techo del salón. Las lámparas blancas lo encandilan. Cierra los ojos y se pierde en su mente en ruinas. Su cuerpo yace en el salón de clases, la escuela se revuelve a su alrededor, es caos. Los maestros lo rodean, respira menos cada vez, primeros auxilios, la ambulancia en camino. Se esta perdiendo. Ya no “esta”, ya no “es”.

Los paramédicos lo electrocutan.

Y Adrián pierde una lagrima en su mejilla.


Suspira* ¿Por qué?


4 comentarios:

  1. Por q me dejas en suspenso? xD sigue!!! anda!!!!

    por cierto, abrazo frío :p

    coscorrón si no sabes quién soy xD

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  2. ..Porque nos dejas así??!! D:
    Me gusto mucho mucho...como siempre n.n'

    ..por cierto, si te llego el mensaje??

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  3. no no se quien eres... n__n

    y si me llego pero demasiado tarde... D:

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comenta ;) es la parte más divertida de todas